Fue justo al comienzo del estado de alarma a causa del Covid-19. Entonces, aun ni existía tan afianzado el concepto que ya tanto se acuña de «nueva normalidad». En esos momentos, era común oir sobre la cantidad de problemas que estaban enfrentando las empresas e instituciones para hacer frente a esto del teletrabajo.
El que me conoce sabe que me encanta hablar de cómo será el futuro (sin tener remota idea) y de cómo repito una y otra vez que dos habilidades que nos abrirán muchas puertas en un futuro cercano serán sin duda la Tecnología y el Inglés y, a veces pienso que lo del idioma, puede ser temporal, hasta que la propia tecnología lo haga irrelevante.
Hay quiénes critican esta visión de problema-oportunidad, tachándola como la típica reflexión «happy happy» de los libros de auto ayuda. Estoy totalmente de acuerdo en que hay quiénes nacen, simplemente por situación económica, geográfica y educación, con una maleta llena de problemas que no son siempre fáciles de solventar y que estos tendrán, en general, una vida un tanto más difícil que los que nacen con la maleta llena de oportunidades, pero quiero pensar, que tanto el uno como el otro, son extremos, y luego hay una generalidad que con más o menos dificultades, verá recompensado su esfuerzo, y con más os menos esfuerzo podrán convertir los problemas que lleguen en oportunidades.
Luego, tampoco quiero entrar a valorar la magnitud de los problemas. Quiero partir de que tenemos comida, techo y salud. Si algún problema nos problema nos hace tambalear alguna de estas 3 variables, entonces estamos hablando de problemas más serios.
Quería establecer el ámbito, porque la idea que quiero transmitir es que normalmente tratamos de abordar los problemas cuando aparecen y es algo que a priori parece sensato, pero por ello mismo, también nos cuesta más estar preparados para afrontarlos y adaptarnos a ese cambio inesperado que se acaba de producir. No se trata de estar preocupados por cosas que aún no han sucedido y con alta probabilidad no ocurrirán, y vivir en una especia de panofobia constante. Hablo de estar preparados para lo peor, aun teniendo confianza y esperanza de que llegará lo mejor. Esto llevado al mundo laboral/profesional no es más que ser consciente del mundo en el que estamos, de los cambios que se han producido en tan poco tiempo y de los que sin duda se van a producir. De ser conscientes de lo fuerte que vienen las nuevas generaciones, de que en muchos casos aún no hemos recorrido ni la mitad de nuestro camino profesional y nos queda mucho por aprender, por crecer, por adaptarnos y re-inventarnos.
Probablemente lleguen problemas para los que ni queriéndonos preparar día a día, estemos preparados, pero sí que creo, siendo optimistas, que a todos nos llegarán situaciones ante las que pensaremos «podría haber llegado mejor a esta situación».
¿Puedes imaginar algunas de esas situaciones? Escribelas y trata de reflexionar sobre ellas si las mismas ocurrieran mañana, en 5 años o a tus 50-55 años. Vivimos en un mundo tan incierto y cambiante que preocuparnos por lo que puede ocurrir en 5-10 años, nos da pereza, lo vemos un sinsentido. ¿Le dirías algo a tu yo de 15 años? Pues lo que trato de decir es que ahora tienes la oportunidad de «preguntarle» a tu yo de 55 en una situación no deseada (uno de esos problemas que has pensado)
¿Por dónde empiezo?
Si te planteas empezar a mover ficha para tratar de ser mejor cada día, seguro que puedes encontrar mucha información al respecto. Yo voy a sugerir un par de ejercicios y preguntas.
- Encuentra tu propósito.
Tras esto, suele venir la profunda pregunta de, ¿para qué has venido a este mundo?
Yo, trato de aterrizarlo buscando la intersección de las siguientes preguntas
¿Qué es lo que se te da realmente bien?
¿Qué es aquello con lo que más disfrutas?
¿Qué sabes hacer que esté remunerado y te permita vivir?
¿Cuál crees que sería tu mejor forma de sumar en esta sociedad? - Analízate
De la misma forma que lo harías para una empresa o idea de negocio. Hay una técnica bastante común y simple que se llama DAFO, que básicamente se resume a encontrar tus:
Debilidades
Amenazas
Fortalezas
Oportunidades
Si puedes involucrar a alguien de tu entorno que te conozca bien en este ejercicio, los resultados serán, sin duda, más ricos. - Analiza el entorno
Tampoco pretendo que hagamos un exhaustivo estudio sobre ello, pero sí podemos hacer un simple ejercicio de tendencias.
Recuérdate hace 10-20 años.
Enumera una serie de acciones que solías hacer:
¿Cómo trabajabas?
¿Cómo te relacionabas?
¿Cómo preparabas y viaje y viajabas?
¿Cómo te movías por la ciudad?
….
Enumera cuántas preguntas quieras y contéstalas. Luego trata de buscar un cercano con esos 10-20 años menos que tú y hazle esas mismas preguntas hoy. Si lo haces con curiosidad, verás un cambio abismal.
¿Y cuál es mi problema hoy?
El problema más complejo al que nos estamos enfrentando hoy como sociedad es precisamente el COVID19, pero hemos de ser optimistas y pensar que no tardaremos mucho, en encontrar una solución dejarlo atrás. A partir de ahí, seguiremos, de forma individual y dentro de una sociedad cada vez más global, disfrutando y enfrentando la vida, tratando de solventar de la mejor forma posible, los problemas que vayan apareciendo.
A veces no es fácil, y es bueno tener tiempo para todo, pero si nos vemos con energías, no deberíamos dejar de poner algo de foco en crecer, formarnos, reeducarnos, cuestionarnos…sin necesidad de estresarnos y tratando de disfrutar de la vida, con el fin de estar siempre preparados ante cualquier posible adversidad. Será entonces ahí, cuando seamos capaces de convertir cualquier problema, en oportunidad.
¿Y tú que opinas? ¿Le ves sentido a empezar a no dejar de trabajar para ser capaces de convertir los problemas futuros en oportunidad?